La Navidad

La Navidad es una de las épocas más importantes del año a nivel mundial. Es un tiempo en el que las celebraciones y tradiciones nos llenan de emoción y alegría.

Y aunque es hermoso poder disfrutar de contemplar el árbol de Navidad, las luces, las decoraciones navideñas, los regalos, el dar y recibir, el compartir y festejar entre familia y amigos, no debemos olvidar la verdadera razón por la que celebramos este tiempo.

La Verdadera Razón de la Celebración

Hace muchos años atrás, Jesús, el Hijo de Dios, nació en un pesebre para reformar el pensamiento del mundo. Vivió una vida perfecta y ejemplar, y Su muerte en la cruz fue el mayor sacrificio en la historia de la humanidad para pagar por nuestros pecados. Y es por eso que en esta época, celebramos Su nacimiento.

Es gracias a ese sacrificio que hoy podemos recibir Su regalo gratuito de perdón y vida eterna y, ciertamente, no hay un acto de amor y regalo más grande que podamos recibir de alguien.

Dios quiere que tengas una relación con Él, pero el pecado nos mantiene alejados de Su amor y Su gracia (Romanos 3:23). Afortunadamente, Dios te ama tanto que está dispuesto a borrar tu pasado. ¡No hay nada que Él no pueda perdonarte!

Cuando crees que Jesús, el Hijo de Dios, murió en la cruz para pagar por tus pecados y resucitó de la tumba para derrotar a la muerte (Romanos 5:8), ¡puedes restaurar tu relación con Él!

Siente la Verdadera Alegría de la Navidad

No hay fiesta, tradición u obsequio que pueden darte la alegría, la esperanza y el plan perfecto para tu vida como Dios puede hacerlo. Él quiere darnos el regalo y la alegría más grande de todas: ¡vida abundante y eterna en el cielo con Él!

Tal vez te estés preguntando, "¿cómo puedo hacer para recibir este regalo?" Todo lo que necesitas hacer es aceptar que Jesús es el Hijo de Dios y que murió por tus pecados. Pídele que te perdone tus pecados y acéptale como Tu único Salvador.

Su regalo es gratuito y no hay nada que tengas que hacer para ganarlo. (Efesios 2:8-9).

ABRE TU CORAZÓN Y DILE:

Señor Jesús, Yo creo que eres el Hijo
de Dios. Gracias por morir en la cruz
por mis pecados. Perdóname y dame el
regalo de la vida eterna. Te pido que
entres en mi vida y mi corazón y seas mi
Señor y Salvador. Amén

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